UNIVERSIDAD NACIONAL
DE ROSARIO
Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura
Instituto Tecnológico
en Diseño e Innovación
Taller de Ergonomía

Ergonomía

infancia y adolescencia




 

Desde hace más de cien años se observa, en los países económicamente evolucionados, una aceleración del crecimiento y desarrollo de los niños.
 

Los médicos se preguntan si la aceleración del desarrollo del niño puede tener repercusiones negativas sobre la salud de éste. Educadores y psiquiatras consideran que podría resultar necesario revisar las normas impuestas al niño en los planos físico y psíquico, así como la ocasión y modo de abordar el problema de su educación sexual.
 

Hace 30 o 40 años que la estatura del recién nacido ha aumentado en un centímetro, aproximadamente, y que el peso del mismo es ligeramente mayor.

El bebé llega a pesar el doble de lo que pesara al nacer un mes antes de lo que lo hiciera en otros tiempos. La curva de aumento de peso con relación a la estatura acusa, desde mediados del siglo XIX y principios del XX, un progreso aún más rápido.
 

Respecto del crecimiento de muchachos de 13 años oriundos de diferentes países: en una década, su estatura aumentó en 2 centímetros y su peso en 1,5 kilogramos.
 

En el mundo en general, la comparación del desarrollo físico de los niños de la ciudad y del campo, hace surgir ciertas diferencias en el ritmo de la aceleración.
 

Las cifras no llegan a tener una base estadística lo suficientemente amplia como para sacar conclusiones definitivas, pero merecen ser examinadas.

Todavía no estamos en condiciones de responder con precisión a las preguntas:
 

viñeta

¿Es bueno o malo el desarrollo precoz registrado en nuestros días?
 

viñeta

¿Qué cabe hacer frente a él: felicitarse, no hacerle caso, o buscar el modo de frenarlo?
 

¿Ha comenzado esta aceleración hacia 1830, o se trata de un proceso que viene teniendo lugar desde los orígenes del ser humano y que se acentúa poco a poco?

Parecería que los cambios que se producen en el crecimiento no ocurren siempre en el mismo sentido. He ahí, por lo menos, lo que dan a creer ciertos datos antropológicos y médicos.
 

En las regiones en que las investigaciones han permitido reencontrar trazas de poblaciones milenarias y de las que las sucedieran, se ha constatado que la estatura ha sufrido modificaciones lentas, pero variables.


Se han advertido igualmente variaciones en sentido inverso a la edad púber en los europeos, edad que habría seguido siendo la misma de la antigüedad al llegar al siglo XV. Entre las jovencitas de la Europa meridional, la pubertad ocurría a los 14 años aproximadamente, y entre las de Europa septentrional, alrededor de los 15. Luego fue produciéndose cada vez más tarde, hasta fines del siglo XVIII en que, por término medio, se daba entre los 17 y los 18 años. A partir de 1830 hubo un nuevo movimiento inverso, que se dio con mucha rapidez.
 

¿Cuál es actualmente el ritmo de ese crecimiento?
 

Como dentro de ciertos países y en determinados grupos sociales parece hacerse más lento, puede deducirse que, en las regiones económicamente evolucionadas, tendrá fin dentro de 20 a 25 años. En cuanto a los otros - países en vías de desarrollo -, allí se conocerá, por el contrario, en las próximas décadas, una aceleración del crecimiento a medida que se vaya elevando su nivel económico y cultural.
 

¿Veremos como consecuencia de todo ello, llegar un periodo de estabilidad relativa, o conoceremos una flexión?


En el estado actual de las cosas es difícil llegar a hacer un juicio al respecto. Los niños de las grandes ciudades crecen y se desarrollan un poco más rápidamente que los de las ciudades obreras, que a su vez se desarrollan antes que los de las localidades rurales. Entre las capas sociales diversas de los niños de una ciudad pueden comprobarse asimismo diferencias en este sentido.
 

El aumento de peso y de estatura, en general, se ve acompañado de una pubertad más precoz. La aceleración del desarrollo se acusa también en la salida más rápida de los dientes de los niños y en la osificación de diversos elementos del esqueleto, especialmente de los cartílagos situados en las extremidades de los huesos largos, lo que tiene por efecto aumentar el largo del cuerpo. En virtud de esta aceleración, los niños dejan de crecer mucho más pronto que antes.


En la Unión Soviética se ha constatado que, desde hace unos 60 años, la duración total del desarrollo se ha reducido en dos años. Los datos científicos recogidos en diversos países, entre los cuales se cuentan Polonia, Checoslovaquia, Francia, Italia, Gran Bretaña, y los Estados Unidos de América, han permitido sacar en conclusión que, al llegar al momento de la pubertad, los jóvenes de hoy día miden 15 a 20 centímetros más, como término medio, que a mediados del siglo anterior.


Para explicar el fenómeno, se han formulado diversas hipótesis: influencia de los rayos del sol, de los regímenes alimenticios, de la urbanización, de la radio, del cine, de la televisión, etc. Pero, la causa principal de este fenómeno, es de orden genético. El crecimiento y desarrollo sufren la influencia no solamente del nivel de vida alcanzado, sino de las transformaciones genéticas consecuentes a la unión de gentes criadas en medios distintos, a raíz de las migraciones en masa de las poblaciones, especialmente hacia las grandes ciudades.


Las condiciones materiales de existencia influyen en el ritmo de aceleración y contribuyen a traducir en la realidad de los hechos, un potencial de crecimiento predeterminado ya en el plano de la genética.


Los brillantes resultados deportivos obtenidos por niños de escuela, y el hecho que, desde hace unos 20 años, haya bajado la edad en que se conquistan los records mundiales en gran número de deportes, atestiguan de modo indirecto el hecho de que los progresos vayan a la par en el plano funcional y en el de la morfología. Así y todo, el mejoramiento de los métodos de información tienen un papel importante que desempeñar en este caso.


En el plano psíquico, los que han estudiado la materia reconocen unánimemente que los niños están hoy día más desarrollados que hace 50 o 100 años.


Pero el parecer de los especialistas difiere cuando se trata de evaluar la capacidad de trabajo, el comportamiento sexual y el espíritu crítico de los adolescentes.


Hay quienes consideran que el adelanto morfológico y el adelanto físico marchan perfectamente a la par, mientras que otros sostienen que hay un atraso en el desarrollo psíquico de los niños con relación a su desarrollo físico.


Uno llega a preguntarse si esta intensa aceleración del crecimiento y del desarrollo no tendrá repercusiones negativas sobre la salud de la generación más nueva. Hasta ahora, la noción de que un desarrollo precoz del cuerpo entraña inevitablemente un envejecimiento prematuro y una disminución de la posibilidad de larga vida no ha tenido confirmación alguna. Por el contrario, parecería que, en la actualidad, las mujeres, aunque lleguen más pronto a la pubertad que antes, ven prolongarse entre tres y cinco años el periodo de su fecundidad en la madurez.


Hay investigaciones y especialistas en la materia que se inquietan por los posibles peligros que la aceleración del crecimiento puede presentar a la salud y citan cifras relativas al número de niños atacados por desviaciones de la columna vertebral, o acusan cierto grado de astenia, el aumento en el número y precocidad de casos de reumatismo en el niño, así como a los numerosos casos de hipertensión hallados en aquéllos jóvenes cuyo crecimiento y desarrollo son muy rápidos.