UNIVERSIDAD NACIONAL
DE ROSARIO
Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura
Instituto Tecnológico
en Diseño e Innovación
Taller de Ergonomía

Ergonomía

infancia y adolescencia




 

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Edificio y equipamiento escolar

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Criterios para el diseño de mobiliario escolar

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Enlaces a sitios de Internet relacionados con el tema

 


Edificios y equipamiento escolar
 

Para proyectar una escuela, es deseable que, arquitectos y diseñadores, trabajen en forma coordinada. Tanto el proyecto del edificio como el diseño del equipamiento, debieran emerger de relevamientos antropométricos de niñas, niños y adolescentes de la zona, y estar actualizados.

Es importante la interpretación y uso de las medidas de los niños. Está claro que, la aplicación de datos antropométricos, trae aparejada efectos tanto estéticos como prácticos. Los efectos prácticos son obvios, pero los estéticos son más sutiles.

Una escala apropiada para los más chicos, es un hecho comúnmente convenido para el diseño de escuelas, pero el modo de conseguirlo, a través de un estudio de dimensiones antropométricas, no tiene nada en común con una arbitraria “venida abajo de la escala” o la sentimental “enana” comúnmente vista en diseños infantiles.

Sólo si las dimensiones derivadas de medidas humanas y estudios de posturas son sistemáticamente aplicadas a cada parte o pieza del edificio y del equipamiento, afectará a la totalidad. Y eso, será una característica más, tanto como la escala.

Estos elementos posibilitan bases de diseño más saludables, particularmente para el diseño de una escuela, que aquellas provenientes de fórmulas matemáticas o estéticas.


Criterios para el diseño de mobiliario escolar
 

El primer problema que se plantea al iniciar un trabajo antropométrico es "a quién medir". Para ello, se deben tomar en cuenta una serie de características de la población a la que estarán destinados los muebles, lo que se logra mediante el conocimiento previo de su composición biológica, económica, de sus variantes regionales y de los grupos de edad que asisten a las escuelas del nivel para el que se deseen los muebles.


Por ejemplo, puede encontrarse que, la diferencia entre la población rural y la urbana es muy grande, y que es conveniente considerarlas como grupos separados. O puede plantearse el problema de mobiliario para una escuela piloto, destinada a un estrato de mejor situación nutricional y socioeconómica.

También podría pensarse en el mobiliario destinado a un país entero. Si el mobiliario se dirige a un grupo pequeño podría considerarse la medición de la totalidad de una escuela. Si se piensa en una muestra nacional, valdría la pena hacer un estudio cuidadoso para seleccionar los grupos escolares que deberán medirse, las localidades y el tamaño apropiado de la muestra.


Si los países son heterogéneos, como es el caso de los latinoamericanos, la muestra tomada en la Capital del país es inoperante, ya que las diferencias morfológicas con los habitantes del medio rural pueden ser importantes. Una vez que se han hecho las mediciones, se debe proceder al manejo y utilización de los resultados. Una primera recomendación para este tipo de aplicaciones es no tomar en cuenta la edad cronológica de los niños, sino tomar como base sus mediciones. En los casos en que se cuente con escuelas para sexos separados, se deben analizar independientemente los datos de varones y mujeres; en caso contrario, deben agruparse.


Si se constatan diferencias muy grandes entre regiones o por niveles sociales y económicos, es útil considerar los grupos por separado. Se pueden hacer observaciones tendientes a decidir en cuántos grupos es necesario separar la muestra; es decir, cuántos modelos diferentes de mobiliario deben fabricarse. Por ejemplo, si lo que se estudia es un grupo compuesto por sujetos que van desde el jardín de infantes hasta la secundaria (EGB), el número de modelos de muebles que se tendrá que proponer es grande.


Una regla general, en cuanto a la altura del asiento, es que las diferencias entre un mueble y otro no deben ser mayores de cinco centímetros. Por lo tanto, es aconsejable separar a los alumnos en grupo de cinco en cinco centímetros.


Una vez que se ha hecho esta separación, se tiene automáticamente la proporción de muebles que debe fabricarse para cada uno de esos grupos. Este dato debe ser transformado en un porcentaje.


En seguida se pueden analizar estadísticamente los resultados para cada uno de los grupos. La media indica la dimensión promedio del grupo. Por definición, ello significa que la mitad de las personas tendrán ese segmento mayor que la media, y la otra mitad lo tendrá menor. Los
percentiles dan una idea de la dispersión del parámetro. El percentil 5 significa que le 5% de los individuos tienen esa medición igual o por debajo de ella y, en cambio, el 95% de las persona de ese grupo tendrán esa medida igual o mayor a la cifra encontrada. Este concepto se aplica al diseño, tomando en cuenta que, algunas dimensiones del mueble pueden ser más cómodas si se ajustan en menos a lo ideal, y otras pueden estar excedidas. Como ejemplo se señala que la altura del asiento un poco más baja de lo recomendable no es tan incómoda. Por lo tanto, la altura del asiento para los distintos grupos se calculará en función del percentil 5, ya que ello hará que el asiento sea alto solamente para el 5% de los usuarios. Por esta razón, el ancho se ajustará al percentil 95. Si se decide fabricar sillas con paletas, el dato sobre el porcentaje adecuado para los zurdos es importante.


Los diferentes modelos de asiento se pueden distinguir por alguna característica como el color; esto, deberá informarse a los maestros, para que dejen a sus alumnos en libertad de elegir el modelo que más les acomode. No se les debe obligar a emplear el que supuestamente corresponde a su edad, ni un mismo modelo todo el año, ya que los niños pueden aumentar de estatura en forma relativamente rápida.


También puede ser útil fabricar reglas con franjas de colores diferentes que distingan las diversas estaturas de los niños; los colores en las reglas corresponderían a los colores de las sillas, y así niños y maestros podrían reconocer el modelo más adecuado.


Es conveniente recalcar que se ha sugerido manejar cada modelo de mueble por separado, de acuerdo con las dimensiones reales encontradas, y no simplemente hacer mobiliario cuyas dimensiones difiera solo 5 centímetros en cada parámetro. De esta manera, se tomarán en cuenta las proporciones corporales que puedan variar con el tamaño y la etapa de crecimiento en que se encuentren los niños.  


Requisitos que debe llenar el diseño de un conjunto asiento - mesa adecuado
 


Asiento
 

Altura: Debe ser tal que no haga presión sobre la cara posterior del muslo, ya que los tejidos de esa región son blandos. Al ser comprimidos los vasos sanguíneos y los nervios sobre el borde posterior del fémur, se produce dolor o, al menos, malestar. Para calcular la altura del asiento se propone emplear la altura de los músculos flexores de la rodilla. Una silla algo más baja es más cómoda que una alta.


Ancho:
Estará determinada por el ancho de la cadera. Un asiento demasiado estrecho limitará los movimientos y, si es de bordes levantados (como las sillas de plástico moldeado), hará presión sobre los lados de la región glútea; por eso, es preferible que el asiento sea más ancho que estrecho.


Longitud antero posterior:
Debe permitir que las tuberosidades de los isquiones, o sea los huesos de la pelvis que hacen contacto con el asiento, estén bien apoyadas. Por otra parte, el asiento no debe hacer presión sobre la cara posterior de la rodilla y debe permitir que el sujeto cambie de postura. Por esta razón, se recomienda emplear la medida entre la cara posterior de la región glútea o el hueso sacro y la unión entre el tercio medio y el tercio anterior del muslo. En este caso, es más cómodo un asiento ligeramente menos profundo, que uno que haga presión sobre la pantorrilla o que impida la flexión de la rodilla.


Inclinación:
Está condicionada por el juego de fuerzas que se ejerce al apoyar la espalda en el respaldo, y que tiende a empujar los glúteos hacia delante. Esto suele ser contrarrestado por el empuje de los muslos, resultante del apoyo de los pies en el suelo. Para lograr un equilibrio, se debe procurar que la superficie del asiento sea ligeramente áspera – o, por lo menos, que tenga un cierto grado de fricción - o que se encuentre inclinada hacia atrás con un ángulo aproximado de cinco grados.


Bordes:
Un error frecuente, es que el borde anterior suele ser más alto que el pliegue de flexión de la rodilla, por lo que se ejerce presión sobre la cara posterior del muslo. Si el asiento es, además, plegado y curvo, el efecto de palanca que ejercen los glúteos y que tienden a elevar el borde anterior, llega a ser insoportable. 


Relieves:
La superficie de los isquiones que se pone en contacto con el asiento es tan pequeña, que no vale la pena darle relieves especiales.


Acolchado:
debe ser firme y nunca excesivamente blando, ya que ello no permitiría que los isquiones soportaran el peso del cuerpo y lo repartieran sobre los glúteos y la cara posterior de los muslos.


Respaldo:
Tiene la función de ayudar a repartir el peso del cuerpo y evitar que todo sea soportado por la pelvis. El mejor sitio para lograrlo es en la región lumbar de la columna, o sea por debajo de las costillas. Es recomendable un respaldo que proporcione mayor apoyo, aunque debe tener algunas características básicas: la primera, es que tenga inclinación hacia atrás y, de manera ideal, que sea móvil. El ángulo que se recomienda para los respaldos fijos está entre los 115º y los 120º. La segunda condición, es que no sea demasiado alto y el límite superior esté dado por el borde inferior de las escápulas u omóplatos. Un respaldo más alto haría que, con el movimiento del brazo, las escápulas hicieran juego con el respaldo y movieran el tronco. Su ancho deberá permitir libertad de movimiento, lo que se logra empleando la medida del ancho de los hombros. Esta medida, que es mayor que la del tórax, es suficiente para apoyar cómodamente la espalda.


Peso:
Debe permitir que la acarree el propio niño.


Mesa
 

Altura del plano de trabajo: Debe estar en relación con la del asiento. Para calcularla, se emplea la distancia entre el asiento y el codo en flexión de 90º. Una mesa alta hace que se tenga que elevar el hombro o separar el codo del cuerpo. Una mesa baja ocasiona flexión exagerada de la columna.


Altura de la cara inferior:
Debe permitir que se crucen las piernas. Por esta razón, se recomienda medir la altura de la rodilla, estando la pierna cruzada. Esta distancia suele ser semejante a la del codo flexionado a 90º, por lo que suelen recomendarse mesas con tablero de poco grosor. Este es un detalle importante para la fabricación, ya que es conveniente evitar soleras o bordes abajo de la superficie de trabajo, puesto que hacen que al cruzar las piernas se golpeen las rodillas.


Longitud antero posterior:
La distancia de la cara posterior del codo en flexión a la punta del dedo medio indica su mínimo. Desde luego, la superficie puede ser mayor.


Mesas grupales:
Deben permitir el trabajo en equipo.


Puntas, salientes:
Deben evitarse los extremos en punta, los bordes filosos, u otros que puedan dañar la salud física u originar sentimientos de rechazo en el niño (que causen temor).


Equipamiento para niños con movilidad reducida
 

El conjunto debe poder adaptarse al uso de niños con dificultades para sentarse y/o moverse, sea debido a una discapacidad severa permanente (ej.: usuario de sillas de ruedas), o bien debido a una reducción  temporaria de su capacidad para movilizarse (ej.: pierna o brazo enyesado).


Enlaces a sitios de Internet relacionados con el tema
 

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Ergonomía infantil.
http://www.consumer.es/web/es/salud/prevencion/2005/11/30/147379.php
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Los juegos infantiles rotos son una postal de las plazas rosarinas.
¿Y los cuidaparques? (notas relacionadas).
http://archivo.lacapital.com.ar/2003/03/21/articulo_0.html