diseño arquitectónico C9 [plan 2014]
 

ética y tecnociencia

el propósito de este texto es presentar la interpretación de los los resultados de una encuesta a los alumnos de la asignatura diseño arquitectónico y estructural [C-3.21.1], y proponer un debate acerca del lugar de la ética en la ingeniería.

sostuve, parafrasenado a santiago calatrava, que en un tiempo no existía ninguna diferencia entre el arte de la ingeniería y el arte de la arquitectura, en la que la arquitectura y la construcción de puentes se hallaban absolutamente ligados, y en la que los constructores de puentes eran plenamente conscientes de la relación que existía entre la técnica y la estética, pero que gradualmente la ingeniería se volvió técnica y la arquitectura estética. en efecto, en el imaginario popular, la ingeniería devino en ciencia y la arquitectura en arte. y este reduccionismo, constantemente empleado para definir a cada disciplina, o mejor aún, para denotar lo que diferencia a una de otra, situándola en orillas opuestas, deriva de una falacia: por una parte se delimitan los campos disciplinares según los principios del positivismo, es decir, sin hacer mención a la dimensión ética, un aspecto que debería formar parte no escindible de la técnica y de la estética. por otra parte, nada se dice respecto de los modos de acceso al conocimiento que emplean la arquitectura y la ingeniería, a pesar de que es en el campo epistemológico donde se encuentran las diferencias mas sustanciales.

del análisis de la variable tricotómica presentada en el cuestionario, en la que los alumnos debían ubicar en orden de jerarquía la estética, la ética y la técnica, consideradas dimensiones del diseño, el hecho de que la estética nunca apareciera en primer lugar, es decir, que fuese considerada solo como una dimensión secundaria, subordinada a las dimensiones ética y técnica, no resultaba sorprendente en el marco del pragmatismo que domina el ámbito de la ingeniería civil, que la ha hecho refractaria a la creación. la estética debería estar subordinada siempre a la ética, incluso puedo aceptar que se subordine a la técnica, al menos hasta cierto punto, aún cuando sería deseable encontrar un punto de equilibrio, tal como lograban hacer los primeros constructores de puentes. pero en cambio, subordinar los aspectos éticos a la dimensión técnica implica subvertir un sistema de valores que no debería estar en duda para una generación que experimenta los efectos no deseados de la tecnociencia. la acción de anteponer la técnica a la ética es -a mi criterio-, uno de los modos más irresponsables de ejercer la ciudadanía, lo que ha producido y producirá irremediablemente en el mediano plazo la degradación del ambiente y el colapso de la vida en las ciudades, tal como la conocemos hoy. "el mundo cruje y amenaza derrumbarse -sostiene, alarmado, ernesto sábato-, ese mundo que, para la mayor ironía, es el producto de nuestra voluntad, de nuestro prometeico intento de dominación." en este contexto, en el que la técnica nos brinda posibilidades teóricamente infinitas de controlar y dominar a la naturaleza, es decir, de proyectar el mundo en el que vivimos, pero que como contrapartida está provocando el colapso medioambiental, la ética adquiere una función cada vez más relevante para ponerle límite a esa voluntad de diseñar y rediseñar todo, incluyendo a la misma naturaleza.

la mención en primer lugar de la técnica por el 63% de los alumnos encuestados, muestra una tendencia a valorarla por encima de la ética -y de la estética-, lo que permitiría inferir que no habría límites, que el fin podría incluso justificar los medios -por que la técnica adquiere la dimensión de fin cuando es y debe ser un medio-, y acabaría confirmando que la ingeniería, como sostiene stanford anderson, "ha pasado a ser formulista y ha olvidado sus dimensiones sociales, medio ambientales y estéticas." entonces me pregunto: ¿cómo se ha llegado a este estado de cosas?

para intentar una respuesta es necesario comprender la esencia del renacimiento, como proceso de transición entre la baja edad media y la modernidad, y el proceso de surgimiento del capitalismo, considerado como sistema de producción y de relaciones sociales. en este sistema es donde la ingeniería va a alcanzar el status de disciplina científica, y donde las relaciones sociales van a experimentar profundas transformaciones que van a producir una nueva sociedad, caracterizada por esta gradual escisión entre cultura científica y cultura humanística, que no son sino dos facetas de una misma sociedad. este proceso se encuentra explicado en el texto de susana bianchi incluido en la bibliografía de la asignatura [historia social del mundo occidental. del feudalismo a la sociedad contemporánea. bernal, universidad nacional de quilmes, 2005. isbn 987-558-048-1]. por otra parte es recomendable, para quien se interese por conocer de un modo ameno las condiciones en que se producen algunos de los avances más singulares de la ingeniería -hacia el final del siglo diecinueve- introducirse en el relato de pascal laine [el misterio de la torre eiffel. buenos aires, edhasa, 2007. isbn 978-950-9009-93-6]. para introducirnos en el contexto urbano de la revolución industrial inglesa recomiendo hacerlo a través de una novela de charles dickens: tiempos difíciles. y para tener una panorámica social más amplia, puede resultar adecuado el paraíso a la vuelta de la esquina, de mario vargas llosa. estas dos obras complementarias, si bien no abordan el tema que me ocupa en forma específica, describen -de una manera amena- el contexto en el que se produjeron algunos de los objetos técnicos más significativos en el siglo diecinueve, como el empleo del acero en la construcción, la fotografía, etcétera, que modificaron el espacio y el tiempo de la sociedad moderna.

olt aicher sintetiza este proceso caracterizando tres momentos en la cosmovisión del hombre occidental, desde la baja edad media hasta la sociedad contemporánea: la baja edad media como un tiempo que contempló el mundo como un estado estático, "como un cosmos inalterable, como un estado permanente en el que nos hallamos envueltos". la modernidad como una época que entendió al mundo como un proceso evolutivo del cual es el hombre un producto. "de este modo, reemplazó al modelo estático medieval por un modelo cinético, en el cual el hombre -conforme los modelos de lamarck y darwin- es el resultado de un proceso evolutivo del que ha adquirido conciencia. esa conciencia lo lleva inexorablemente a entender el mundo, en un tercer momento, como proyecto, es decir 'como producto de una civilización, como un mundo hecho y organizado por seres humanos'." [olt aicher. el mundo como proyecto. barcelona, gustavo gili, 1994, pág. 171].

el mundo en el que vivimos es el mundo que nosotros hemos hecho.


la visión de olt aicher es netamente positivista, y se expresa en su idea de que "la naturaleza entra a formar parte de tal mundo sin otra elección que la de someterse a él." esta visión característica de la ciencia busca la dominación de la naturaleza para obtener -en palabras de friedrich nietzsche- el mayor placer y el menor displacer para el hombre. dicho de otro modo, para alcanzar la máxima felicidad mediante la dominación de las fuerzas de la naturaleza en exclusivo beneficio del hombre. esta claro que, habiendo alcanzado el grado de desarrollo científico actual, el hombre -como género- no ha alcanzado el estadio de máxima felicidad pretendida, sino que contraria y paradójicamente, ha obtenido una serie de efectos indeseados que apenas comienzan a hacerse visibles en su magnitud verdadera. es decir que, para aicher, el mundo en el que vivimos es el mundo que nosotros mismos, los hombres, hemos hecho. ratificando esta idea, el arquitecto, pintor y diseñador óscar tusquets, sostiene que la profesión del arquitecto está para corregir la naturaleza, y que en cuanto él ve cualquier naturaleza virgen se le ocurre enseguida que podría hacer ahí para hacerla más habitable, para hacerla mas bella. desde esta perspectiva la naturaleza sería un error y la obligación del arquitecto sería dominar la naturaleza [para corregirla, para hacerla más bella]. de el mundo que hemos hecho pasamos al mundo que debemos hacer, dominando y corrigiendo a la naturaleza. tal vez no resulte casual, entonces, que el título del video en el que el propio tusquets expresa esta idea lleve como título "dios lo ve". [óscar tusquets. dios lo ve. juan manuel martín de blas y manuel vincent. elogio de la luz. ciclo de videos de arquitectura española contemporánea. televisión española. 2003]. no cabe duda de que "la finalidad última de la técnica es proyectar objetos técnicos, es decir, contribuir a la creación de la parte artificial de nuestro medio ambiente" tal como afirma tomás maldonado [tomás maldonado, técnica y sociedad, clase magistral FADU, UBA, 22 / 11 / 2001]. pero lo que queda claro a esta altura de los acontecimientos es que, al proyectar el mundo, al intentar corregir la naturaleza, la técnica, puede introducir en el mundo objetos nocivos, incluso letales. esos efectos no deseados, son producto de una ciencia huérfana de conciencia crítica.

creo que estas ideas expresan claramente una cosmovisión que excede -desde mi perspectiva- la función del diseño y del diseñador, que se escuda en el prestigio del conocimiento científico, en el pragmatismo cerrado que renuncia a pensar en las consecuencias de su propio hacer, y en la visión positivista, es decir, en aquel clima de confianza y optimismo que, en la segunda mitad del siglo diecinueve, consideraba que no existían ni obstáculos ni límites para el progreso. y como la ética es la que podía ponerle límites, el conocimiento científico, al considerar que se trata de un tipo de conocimiento inocuo por su objetividad, escinde a la ética y con ella la posibilidad de garantizar la eticidad de la aplicación social de la tecnociencia. "la ciencia sin conciencia es la ruina del alma", sostenía rabelais ya en el siglo dieciséis. a propósito, ernesto sábato afirma que "...la ciencia no es por sí misma garantía de nada, porque a sus realizaciones les son ajenas las preocupaciones éticas." [ernesto sábato. hombres y engranajes. buenos aires, seix barral, 1951]. de hecho, la ética es la que debería poner los límites a la ciencia, determinando que es bueno y que es malo para la preservación de la especie y de su hábitat. según nietzsche, la ciencia se basó en una "doctrina de la moral, falsa hasta el fondo, que especialmente en inglaterra es muy celebrada: según ella, los juicios "bueno" y "malo" son la reunión de las experiencias sobre lo "útil" y lo"inútil"; según ella lo bueno es lo que conserva la especie, y lo denominado malo lo nocivo para la especie. pero la verdad es que las malas pulsiones son útiles, conservan la especie y son indispensables en un grado exactamente igual de alto que las buenas: solo que su función es diferente." [friedrich nietzsche. la gaya ciencia. primer libro-37, madrid, editorial edaf, 2002, págs. 74-75].

a propósito, nietzsche se preguntaba -en un texto escrito en el invierno de 1881-1882, en plena revolución industrial inglesa- por el objetivo de la ciencia: "¿cómo? ¿que el objetivo último de la ciencia es proporcionar al hombre cuanto más placer y cuanto menos displacer sea posible? ¿y si el placer y el displacer estuviesen atados juntos con un cordel, de tal manera que quien quiera poseer cuanto sea posible del uno también tenga que poseer cuanto sea posible del otro, de tal manera que quien quiera aprender el "júbilo que llega hasta el cielo" también tenga que mantenerse dispuesto a estar "mortalmente apesadumbrado"? [friedrich nietzsche. la gaya ciencia. primer libro-37, madrid, editorial edaf, 2002, pág. 84]. en otra de las notas nietzsche se responde a si mismo: sostiene que la ciencia y sus efectos no deseados se deben a tres errores: "en los últimos siglos se ha fomentado la ciencia en parte porque con ella y a través de ella es como mejor se esperaba entender la bondad y sabiduría de dios -el principal motivo en el alma de los grandes ingleses (como newton)-, en parte porque se creía en la absoluta utilidad del conocimiento, concretamente en la más íntima combinación de moral, saber y felicidad -el principal motivo en el alma de los grandes franceses (como voltaire)-, y en parte porque se pensaba que al amar y poseer la ciencia se poseía y se amaba algo desprendido de sí, inocuo, que tiene suficiente consigo mismo, verdaderamente inocente, en lo que no participan en absoluto las malas pulsiones del hombre -el principal motivo en el alma de spinoza, que se sentía divino en tanto que conocía-: así pues por tres errores. [friedrich nietzsche. la gaya ciencia. primer libro-37, madrid, editorial edaf, 2002, pág. 113]

nietzsche no fue el único ni el primero en sospechar que el conocimiento científico no es inocuo. leonardo da vinci [1452-1519] advertía: "saldrá, de oscuras y tenebrosas cavernas, algo que acarreará a toda la especie humana grandes afanes y peligros y aun la muerte. a sus secuaces, tras muchas fatigas, les procurará contento; pero el que no sea su partidario morirá abatido por la calamidad...causará infinitas traiciones; se impondrá a los hombres, persuadiéndoles de que les conviene cometer asesinatos, latrocinios y perfidias; esto hará finalmente sospechosos a sus partidarios; esclavizará a las ciudades libres; privará a muchos de la vida; afligirá a los hombres con sus arterías, engaños y traiciones". felix candela, en 1951, en su ensayo "hacia una nueva filosofía de las estructuras" caracterizaba al hombre de su tiempo como un ser al que "le parece tener dominada la naturaleza, olvidando que antes necesita dominarse a sí mismo; que sin un desarrollo parejo de las otras ciencias -las morales, políticas y sociales- el germen de destrucción que lleva dentro de sí amenaza claramente dar al traste con toda la civilización actual."

no se trata de caer en ninguno de los extremos. no se puede negar la existencia de los problemas, pero creer que la miseria, la marginación, el desempleo, la des forestación, la contaminación, se van a resolver con el progreso de la ciencia y tecnología es ingenuo o perverso. lo primero que se debe hacer es reconocer que la tecnociencia tiene una dimensión social, que no está escindida de la sociedad, sino que es una parte constitutiva de ella, y que como integrantes de la sociedad somos actores y espectadores en el desarrollo científico y tecnológico, y que la ingeniería tiene un papel como actor en ese escenario. la tecnociencia tiene una dimensión ética que implica, por un lado la necesidad de operar con conciencia crítica -la conciencia siempre es crítica-, de rigurosa objetividad, en un contexto que articule la visión tecnocientífica de la ingeniería con la perspectiva humanista de otras disciplinas.

esta articulación, este puente entre dos orillas -utilizando la expresión de tomás maldonado- implica articular las prácticas con los valores. y con las perspectivas de otras disciplinas -la ingeniería civil con la arquitectura, la sociología, la psicología, la filosofía, la economía, etcécera-, como modo de articular diversos campos de conocimiento y humanizar a la tecnociencia, dotándola de conciencia. porque finalmente -sostiene tomás maldonado-, "cuando la técnica, como por ejemplo en el caso del medio ambiente, nos plantea problemas, los problemas, bien mirados, no son de la técnica sino de la sociedad."

 

lecturas relacionadas

olt aicher. el mundo como proyecto. barcelona, gustavo gili, 1994. isbn 968-887-278-4. disponible biblioteca eic [2009]

stanford anderson, prefacio a santiago calatrava. conversaciones con estudiantes. barcelona, gustavo gilli, 2003. isbn 84-252-1510-2. disponible biblioteca eic [2009]

mario bunge. 100 ideas. buenos aires, sudamericana, 2006. isbn 978-987-566-472-2. 4. artefacto y técnica [pág. 21-23]

felix candela. hacia una nueva filosofía de las estructuras. buenos aires, ediciones 3, 1962

mario heler. ciencia incierta. buenos aires, biblos, 2005, isbn 950-786-462-8

josé ingenieros. el hombre mediocre. buenos aires, agebe, 2008, isbn 987-21055-6-1. edición original de 1913. disponible on-line en: http://es.wikisource.org/wiki/El_hombre_mediocre

pascal laine. el misterio de la torre eiffel. buenos aires, edhasa, 2007. isbn 978-950-9009-93-6

tomás maldonado. técnica y sociedad. en ¿es la arquitectura un texto? y otros escritos. buenos aires, infinito, 2004, isbn 987-9393-34-1

josep maría montaner. xaida muxi. arquitectura y política. barcelona, gustavo gili, 2011. isbn 978-84-252-2437-9.

friedrich nietzsche. la gaya ciencia. madrid, editorial edaf, 2002, isbn 84-414-1138-7. t ítulo original: la gaya scienza. 1881-1882.

ernesto sábato. hombres y engranajes. buenos aires, seix barral, 1951


paula sibilia. la naturaleza digitalizada [pdf 36.5 kb]


oscar tusquets. dios lo ve. juan manuel martín de blas y manuel vincent. elogio de la luz. ciclo de videos de arquitectura española contemporánea. televisión española. 2003

mario vargas llosa. el paraíso en la otra esquina. buenos aires, alfaguara, 2008. isbn 978-987-04-1127-7

lynn white. tecnología medieval y cambio social. barcelona, paidós, 1990. isbn 84-7509-604-2


ética y tecnociencia por sergio bertozzi se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

 

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escuela de ingeniería civil. facultad de ciencias exactas, ingeniería y agrimensura. universidad nacional de rosario
http://www.fceia.unr.edu.ar/darquitectonico/