RUIDO EN ESTABLECIMIENTOS ESCOLARES

Federico Miyara

 

l. Naturaleza del sonido

El sonido es una vibración del aire que se propaga en forma de ondas a través del espacio. Está caracterizado primariamente por una frecuencia y por una intensidad. La frecuencia es la cantidad de vibracionas en cada segundo, expresada en Hertz [Hz] Y se relaciona con la altura, es decir la sensación de grave (baja frecuencia) o agudo (alta frecuencia). La intensidad se relaciona con la sensación de menor o mayor sonoridad o volumen. Los sonidos simples o tonos puros contienen una sola frecuencia. Es el caso del diapasón de horquilla, utilizado para afinar instrumentos, o del silbido. Normalmente los sonidos que escuchamos, como las notas musicales o la voz humana, están compuestos por varios tonos puros. Cuando un sonido contiene una cantidad muy grande de tonos puros simultáneos se convierte en un ruido. Otra acepción de la palabra ruido es la de un sonido no deseado. Es ésta la acepción a la cual nos referiremos en lo sucesivo.

2. Medición del ruido

La propiedad del ruido que se mide más frecuentemente es su nivel sonoro. La unidad utilizada es el decibel, abreviado dB. Existen varias clases diferentes de decibeles. El primero se refiere a 1a intensidnd física con abstracción del fenómeno de 1a percepción. El segundo, tiene en cuenta que el oído humano es menos sensible a las tonos muy graves (muy baja frecuencia) y a los muy agudos (muy alta frecuencia), siendo más sensible a las frecuencias intermedias. Esta segunda unidad se denomina decibel A (dBA), y es la más difundida. El instrumento de medición se denomina indistintamente sonómetro, decibelímetro, o medidor de nivel sonoro.

Normalmente los sonidos más débiles que se pueden escuchar oscilan entre los 0 dBA y los 10 dBA, dependiendo del estado de la audición del individuo. Una conversación normal tiene unos 60 dBA. Un colectivo en aceleración, entre 80 dBA y 90 dBA. Un martillo neumático, alrededor de 105 dBA y un avión despegando más de 120 dBA.

3. Efectos de1 ruido en el ser humano

E1 ruido tiene diversos efectos sobre las personas. El más conocido es la hipoacusia o disminución de la audición, que se produce ante la exposición a sonidos extremadamente fuertes durante breves instantes (por ejemplo, 130 dBA durante un minuto) o ante sonidos fuertes reiterados durante varios años (por ejemplo una exposición de carácter laboral a 90 dBA a la largo de 5 años). Pero aun niveles moderados, como 75 dBA en forma permaneete durante 40 años producen hipocusia en las personas más susceptibles. Es importante destacar que la hipoacusia provocada por ruidos es irreversible, ya que afecta principalmente a las células sensoriales del oído interno, que no se reconstituyen.

Otros efectos nocivos del ruido que han sido investigados son los trastornos orgánicos, como el cambio del ritmo de la secreción de ciertas hormonas, que en los niños pueden afectar el crecimiento, por ejemplo, la hipertensión arterial, lan afecciones digestivas, el stress, los trastornos de la conducta (mayor agresividad, mayor tendencia al movimiento).

Un efecto indirecto de gran importancia en la escuela es el esfuerzo de la voz, que produce afecciones del aparato fonatorio. Esta elevación de la voz es un comportamiento reflejo, de difícil control. Ante un ruido ambiente importante la elevación de la voz se produce en forma natural. El otro efecto fundamental por su incidencia negativa en el aprendizaje es la disminución de la inteligibilidad de la palabra, la cual tiene lugar cuando el ruido ambiente se vuelve considerable debido al fenómeno perceptivo del enmascaramiento, por el cual la presencia de un ruido suficientemente intenso puede hacer inaudibles sonidos que en condicianes más favorahles podrían escucharse perfectamente. Estudios realizados revelan que el rendimiento escolar de alumnos de similares características intelectuales, sociales, etc. se reduce en las aulas con ventana a la calle (y que por la tanto están expuestas al ruido del tránsito) con raspecto a aulas interiores.

4. Fuentes de ruido en las escuelas

Varias son las fuentes de ruido en los establecimientos escolares. En primer lugar, afectando a las aulas que dan a la calle, tenemos el ruido del tránsito. Este ruido puede llegar a ser muy importante en las escuelas ubicadas en arterias de gran circulación.

Una segunda fuente son las gritos de los niños. Estos tienen un efecto bastante nocivo, ya que se encuentran en el rango de frecuencias donde el oído es más sensible, no sólo perceptivamente sino desde el punto de vista del riesgo de hipoacusia. Esta fuente es especialmente importante en clases de actividades prácticas, asi como en clases de gimnasia u otras en las cuales el silencio no sea condición imprescindible.

En las escuelas con aulas taller, una fuente importante pueden ser las maquinarias (por ejemplo en aulas de carpinterla, o de metalurgia). En Francia se han realizado estudios sistemáticos sobre los jóvenes egresados las escuelas de oficias que muestran hipoacusias irreversibles en grado superior a las escuelas tradicionales.

5. Propiedades acústicas de las aulas

Las propiedades acústicas de las aulas tienen una gran incidencia en el nivel de ruido al cual se encuentran sometidos alumnos y docentes, En primer lugar tenemos el aislamiento acústico, es decir la capacidad de las paredes, aberturas y tabiques para impedir la trascendencia de los sonidos exteriores hacia el interior del aula o viceversa. El aislamiento depende fundamentalmente del espesor de las paredes y del cuidado de un perfecto ajuste de las aberturas. En efecto, los intersticios debajo de una puerta o en el perímetro de una ventana pueden echar por tierra el aislamiento de una gruesa pared de mamposteria. Es notable la falta de criterio en este sentido que se observa en muchas escuelas de reciente construcción, en las cuales en aras de abaratar el costo del proyecto se utilizan tabiques excesivamente delgados o aberturas económicas de muy pobre aislación acústica.

En segundo lugar se encuentra la reverberación, es decir la persistencia del sonido dentro de un ambiente interior aun después de interrumpida la fuente. Se produce a causa de Ias sucesivas reflexiones o ecos del sonido, ya que en cada reflexión se pierde una cantidad muy pequña de energía sonora. El efecto de la reverberación es doble. Por empezar, produce un refuerzo del nivel sonoro, lo cual hasta cierto punto es conveniente, ya que produce una especie de amplificación natural del sonido que facilita al docente dirigirse con emisiones moderadas de voz a una audiencia numerosa (imagínese lo que sucedería al aire libre). Sin embargo, una persistencia del sonido durante un tiempo prolongado, es decir un elevado tiempo de reverberación, trae aparejada una disminución de la inteligibilidad de la palabra. En efecto, la inteligibilidad depende muy fundamentalmente de la correcta transmisión de las consonantes, que son más cortas y más débiles que las vocales. Una reverberación excesiva prolonga las vocales superponiéndolas a las consonantes que les suceden, y por consiguiente las enmascara. El resultado es un murmullo difícil de entender. La excesiva reverberación se puede corregir mediante el uso de apropiados materialea absorbentes.

Un tercer defecto acústico son las resonancias. Debido a las reflexiones en superficies opuestas, existen ciertos tonos para los cuales la reverberación se vuelve muy notable, lo cual produce un efecto desconcentrador. Esto se suele praducir en 1as aulas pequeñas o con techo bajo, y muy particulaimezite con las voces masculinas, ya que el efecto es más notable con los tonos graves.

6. Conclusiones

Las consideraciones acerca del ruido y de la acústica son raramente tenidas en cuenta en su justa medida en el proyecto edilicio de una escuela, y menos aún cuando se aprovecha o recicla un edificio construido originalmente con otros fines. Esto repercute finalmente de un modo negativo en la salud de docentes y alumnos y en la calidad del aprendizaje de estos últimos. Es importante reconocer esto camo un problema, y plantear en cada caso ante las autoridades que correspondan la necesidad de introducir mejoras que tiendan a reducir la presencia y los efectos de este flagelo.

 

E-mail: fmiyara@fceia.unr.edu.ar
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